Curso-taller intensivo “Procesos sociales para la territorialización de la agroecología. La metodología campesino a campesino”
3 marzo, 2022Por: Mónica Ivette Flores*
Uno de mis recuerdos de la niñez era ir a visitar a mi abuelo al campo en verano, cuando la milpa reverdecía todo el paisaje. Había calabaza, maíz de diversos colores, trigo, chilacayote, manzanas que tenían un sabor a mantequilla, recuerdo que solo en esa temporada podía disfrutar de los chabacanos pequeños con textura de terciopelo; no olvido cómo era respirar un olor a tierra mojada, gracias a la temporada de lluvias. Mi abuelo nunca abandonó su tierra, a pesar de haber vivido la mitad de su vida como obrero en la Ciudad de México; cuando alcanzó su jubilación, lo primero que hizo fue volver al campo, a su hogar. Ese es el primer acercamiento que tengo para entender y pensar la “agroecología” que, para ser específicos, se refiere a un sistema tradicional milenario conocido por los pueblos mesoamericanos como “milpa”. La milpa es un sistema tan rico en diversidad de especies que ha alimentado a las comunidades campesinas a través del tiempo, y también cumple una función para el ecosistema al mantener un suelo vivo gracias al reciclaje de nutrientes. Cabe señalar que más del 70% de nuestra alimentación proviene del campo, por lo que para hablar de agroecología es necesario entender su dimensión cultural, social y política.
En el taller “Procesos Sociales para la territorialización de la Agroecología”, impartido por el Dr. Omar Felipe Giraldo en la ENES-Mérida, comenzamos por cuestionar qué es y cómo entendemos el desarrollo, la pobreza y el campesinado. Entendiendo que de fondo, existe un lógica de arriba hacia abajo, que generó un estigma hacia los campesinos vistos como sujetos necesitados y de baja productividad por lo que era necesario la implementación de proyectos de desarrollo rural dirigidos por técnicos, agrónomos e ingenieros industriales que tenían como objetivo convertir a los campesinos en pequeños empresarios. Esta época denominada “extensionismo” que también alude a la revolución verde de los años 40 y 70 y aún vigente, basada en el monocultivo, mantuvieron la premisa de que era necesario implementar tecnologías que permitieran aumentar la producción de alimentos con el fin de satisfacer las necesidades de la población en crecimiento. Sin embargo, en la actualidad la FAO ha señalado la gravedad de la crisis mundial del hambre en la que ha aumentado el número de personas que no pueden acceder a los alimentos por distintos factores además del económico, exponiendo así a la población a la inseguridad alimentaria, al no tener los recursos económicos para acceder a alimentos sanos y de calidad, lo cual hace visible que la alimentación se ha reducido a un negocio que solo responde a las demandas del mercado global capitalista.
Ante este escenario, la agroecología responde, propone y aporta soluciones ante la escasez de los alimentos y la producción de alimentos sanos, la revalorización de los conocimientos tradicionales de las comunidades campesinas, los problemas ambientales ocasionados por la explotación de la tierra a causa del monocultivo y el uso excesivo de pesticidas, además de reconocer a los campesinos como sujetos históricos, políticos y de derechos al ser los transmisores de un cúmulo de conocimientos son factores que dan pie a la metodología de “Campesino a Campesino”, la cual garantiza la soberanía alimentaria, que se entiende como el derecho a las personas para producir, distribuir, consumir alimentos sanos y cerca de su territorio de una manera ecológicamente sostenible (Altieri y Toledo; 2010).
Dicha metodología promueve el diálogo de saberes, sentires y vivires, que se expresan en la reconstrucción del tejido social ya que enlaza y articula la riqueza relacional de la comunidad donde la organización comunal cumple un papel protagónico.
Como parte del taller estudiamos un caso de éxito, que es el de la Asociación Nacional de Agricultores ANAP en Cuba, quienes demostraron con prácticas agroecológicas basadas en la diversificación, que producen muchos más alimentos por hectárea que cualquier otra explotación comercial.
Las familias del movimiento campesino a campesino producen más del 65% de los alimentos del país, en sólo 25% de la tierra (Rosset, 2011). Sin duda, son un claro ejemplo a seguir para imaginar y crear otros mundos posibles.
Referencias:
- Altieri,M. y Toledo,V. (2010). La Revolución ecológica de América Latina; rescatar la naturaleza, asegurar la soberanía alimentaria y empoderar al campesinado.
- ILSA. El otro derecho, Núm. 42. Rosset, P. M. et al. (2011) “The Campesino-to-Campesino agroecology movement of ANAP in Cuba: Social process methodology in the construction of sustainable peasant agriculture and food sovereignty” Journal of Peasant Studies. Vol. 38, núm. 1, junio 2011, pp. 161-191.
*Alumna de la Licenciatura en Desarrollo y Gestión Interculturales, ENES-Mérida, UNAM.