Para hacer sociología las dicotomías no bastan

Para hacer sociología las dicotomías no bastan

15 enero, 2023 0
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Por: César Guzmán Tovar*

El pasado 8 de diciembre de 2022 la Gaceta de la UNAM publicó la aprobación de la Licenciatura en Sociología Aplicada para la ENES Mérida. Este es un gran logro de un equipo de académicos y académicas que trabajó durante años, en el cual tuve la oportunidad de participar, para que la sociología llegara al sureste del país y acompañar otras disciplinas de las ciencias sociales ya instaladas en la Península como la antropología, la historia y la economía.

Este acontecimiento me parece la excusa perfecta para reflexionar la relación entre lo “básico” y lo “aplicado” en las ciencias. El caso, por supuesto, será la sociología. Aunque breves, estas reflexiones pueden ser el punto de partida de discusiones más profundas entre académicos y académicas dentro y fuera de la UNAM.

Hace más o menos 170 años surgió la sociología como disciplina científica en Europa. Sus precursores: el francés Auguste Comte (1798-1857) y la inglesa Harriet Martineau (1802-1876)[1]. Mientras que Comte se encauzó en consolidar una teoría enfocada en entender y aceptar la realidad únicamente en los hechos observables que podrían ser reducidos a leyes, Martineau se preocupó por llevar esa teoría al terreno empírico. Así, los etéreos planteamientos teóricos de Comte encontraron asidero en la metodología empírica de Martineau. Es importante señalar que Martineau y Comte plantearon sus propuestas simultáneamente y por separado; esto nos dice que su pensamiento apuntaba a lo mismo (la creación de una nueva ciencia positiva) desde enfoques distintos. El resultado: una sociología concebida desde la teoría y la empiria. Quiero resaltar la conjunción “y” en la frase anterior.

Pienso que, desde su nacimiento, el espíritu de la sociología ha expresado esta relación entre teoría y práctica, entre pensar y hacer, entre conceptualizar y aplicar. La sociología es sinónimo de esa conjunción, es amalgama entre el pensamiento y los sentidos. No creo caer en un exceso al decir que la sociología es opuesta al pensamiento moderno que creó la dicotomía entre razón y alma. Ontológicamente, la sociología contiene estos elementos en una relación simbiótica, no dicotómica; y a eso le hemos llamado praxis. Como lo mencioné en otro texto, para hacer sociología el escritorio no basta[2].

Hubo un tiempo en la trayectoria de la disciplina sociológica como profesión en donde se erigió la discusión sobre una sociología teórica o una sociología aplicada. Esa controversia no llevó a ninguna parte porque la sociología se piensa hoy como teórica y aplicada. Algunas personas que se sienten más cómodas haciendo teoría y otras haciendo trabajo empírico, pero es importante no perder de vista que esto se hace siempre desde la base sociológica inherente que he mencionado. Es imposible bifurcar con nuestra comodidad lo que ha emergido ontológicamente inseparable.

No hay que olvidar que la escisión entre investigación básica e investigación aplicada tiene una amplia tradición en las ciencias naturales; sin embargo, desde los estudios sociales de la ciencia, creemos que dicha divergencia es artificial porque el conocimiento científico tiene un carácter socio-cognitivo, es decir, surge en una materialidad social a partir de ejercicios creativos del pensamiento. Por otra parte, entendemos la producción de conocimientos desde un modelo helicoidal opuesto al modelo lineal. El helicoide es un continuum que avanza en espiral re-visitando, recogiendo y reformulando sobre lo ya avanzado (se reformulan conceptos y teorías a través del trabajo empírico, y éste a su vez se hace posible gracias a inquietudes teóricas). En ese sentido, todo conocimiento científico es aplicado.

Si esto es así, ¿por qué hacer una distinción entre ciencia básica y ciencia aplicada? La respuesta creo que debe buscarse en el entorno económico de las ciencias. Sin duda, las ciencias no son ajenas a las dinámicas económicas y se espera de ellas contribuciones para la comprensión y solución de los problemas que aquejan a las sociedades. Las ciencias se hacen en un contexto capitalista en donde el objetivo es obtener réditos económicos con la financiación (pública o privada) de proyectos. Así, los y las científicas tuvieron que plantear proyectos que suplieran la ilusión de obtener ganancias en un periodo relativamente corto de tiempo en comparación con los proyectos tradicionales a largo plazo. Se definió esto como investigación aplicada. Son, en definitiva, proyectos de investigación formulados a partir de un cronograma acotado. Entonces, la investigación aplicada se asocia a una noción de celeridad de resultados (para obtener ganancias en un futuro próximo), mientras que la investigación básica contiene el imaginario de un tiempo elástico para generar elucubraciones que algún día generarán lucro. La diferencia entre “lo básico” y “lo aplicado” en las ciencias no es más que una construcción temporal mediada por los recursos económicos. 

Pero más allá de los proyectos institucionalmente situados, las ciencias tienen sus propias trayectorias. Vuelvo sobre la praxis ontológica de la sociología: puede que las demandas políticas y económicas requieran de la sociología respuestas concretas a problemas públicos y que por ello pensemos en una “sociología aplicada”; pero eso no quiere decir que en la academia deban existir sociólogos y sociólogas aplicadas, por un lado, y sociólogos y sociólogas básicas, por otro lado. Todos y todas somos sociólogas, sin apellido.

Menciono todo esto porque considero que para hacer sociología las dicotomías no bastan. Hoy sabemos que separar las nociones de mente y cuerpo, sociedad y naturaleza, subjetividad y objetividad, teoría y práctica no ha dado muchos frutos en los análisis sociológicos porque estas dicotomías distorsionan las realidades que co-producimos.  

La fragmentación (entre sociología teórica y sociología aplicada) responde a necesidades institucionales, más que a una realidad epistemológica. Como dijo Fals Borda, la sociología debe ser una ciencia comprometida; y, como dijo, Marx, de lo que se trata es de transformar la realidad. En ese compromiso sociológico por la transformación no caben distinciones entre conceptualización y aplicación, sólo pasión por la praxis.          

Notas:   

[1] El término “sociología” ya había sido usado por el abate Emmanuel Sièyes en unos manuscritos de 1780, pero son Comte y Martineau quienes delimitan esta nueva palabra como una ciencia con un método de investigación propio.

[2] El texto se puede consultar en https://www.iis.unam.mx/blog/para-hacer-sociologia-el-escritorio-no-basta/#:~:text=Para%20hacer%20sociolog%C3%ADa%20el%20escritorio%20no%20basta%2C%20por%20ello%20hay,no%20difieren%20mucho%20entre%20s%C3%AD.&text=Becker%2C%20Howard%20(2015).


*César Guzmán Tovar es Profesor de Carrera del departamento en Humanidades y Sistemas Sociales de la ENES Mérida.