Etiqueta: mujeres

11 febrero, 2025 0

“Not The Science Type”: las mujeres en la ciencia pueden cambiar al mundo

Por: Arlen Sánchez* ​​Dirigido por Julio Palacio, Not The Science Type es una serie documental que presenta la historia de cuatro científicas: Gitanjali Rao, Dra. Ciara Sivels, Dra. Jessica Taaffe y la Dr. Jayshree Seth; quienes a medida que alcanzan prominencia en campos como la microbiología y la ingeniería nuclear, desafían estereotipos y confrontan la discriminación de género de raza y edad. A través de las historias de vida de cada una de las mujeres protagonistas, seremos espectadores de los diferentes caminos que han tomado para llegar a ser importantes científicas. Ellas nos comparten sus experiencias y los retos a los que se han enfrentado, incluídas la discriminación por sexo, raza y clase social, en un ambiente dominado en su mayoría por hombres. “Not the Science Type” se creó para iniciar una conversación sobre los problemas de equidad e inclusión que existen con relación al estudio de las disciplinas científicas. Podemos afirmar que tanto niñas como mujeres continúan enfrentando obstáculos debido a su género, y por tal motivo, debemos actuar como sociedad, y realizar esfuerzos mayúsculos para mitigar esta terrible brecha”, comentó José Varela, director general de 3M México. “Not The Science Type” busca transmitir un mensaje de inspiración a las próximas generaciones de mujeres y niñas científicas, quienes pueden fácilmente identificarse con alguna de las científicas del documental. Esta pieza audiovisual se centra en nombrar las diferencias, ya sea en personalidad y habilidades, hasta diferencias de raza o clase, para que podamos verlas como impulso y motivación de lograr algo, en vez de verlas como una limitante. Si ellas pudieron, nosotras también. Contenidos como este en definitiva deben ser más promocionados y estar más al alcance, por lo que si estás buscando algo de inspiración o simplemente quieres ampliar tus conocimientos en el mundo de la ciencia hecha por mujeres, este documental es una pieza infalible para ello. Promover historias de mujeres en la ciencia, permite que podamos conocer referentes con quienes podamos identificarnos y que impulsen y motiven a las niñas, adolescentes y mujeres a seguir desarrollando sus caminos científicos, haciendo una ciencia sin prejuicios ni estereotipos de género, que tenga aportes valiosos para afrontar las problemáticas que se presenten y que demuestren que las mujeres en la ciencia pueden cambiar al mundo. Puedes ver la versión subtitulada de Not The Science Type a través de YouTube, ¡No te la pierdas!  Arlen Sánchez* es egresada de la Licenciatura en Comunicación y Periodismo de la FES Aragón, UNAM.

14 agosto, 2023 0

Las brujas en la ciencia

Patricia Sarai Dzul Canul* Introducción Culturalmente a través del tiempo se ha asociado y vinculado a las mujeres con posiciones subordinadas a los hombres en todos los ámbitos de la vida, se les ha excluido de la toma de decisiones, de los espacios públicos, de las posiciones de poder y de la producción de conocimiento. Este último será el tema de análisis del presente ensayo, en el cual se discutirá la brecha que existe entre hombres y mujeres, específicamente en el campo CTS.  Para poder llegar a dicho análisis, se realizará una revisión histórica sobre un hecho en específico, la caza de brujas, el cual desde mi perspectiva representa uno de los primeros (y principales) momentos en los que la producción de conocimientos femeninos fue violentado y eliminado. Es importante conocer cuál ha sido el papel de las mujeres en los procesos de producción de conocimiento a través del paso del tiempo para entender mejor la realidad y los retos de la actualidad.  Este escrito busca ser propositivo, por lo tanto, también se ofrecen algunas propuestas para reducir, y desaparecer la brecha de género que existe entre hombre y mujeres en el campo CTS. En la conclusión se espera proporcionar al lector un panorama de cierre y de un futuro esperanzador para atender la problemática. ¿Científica = Bruja? Sobre la caza de brujas Ehrenreich y English nos dicen: El periodo de la caza de brujas abarcó más de cuatro siglos (desde el siglo XIV al XVII), desde sus inicios en Alemania hasta su introducción en Inglaterra. La persecución de las brujas empezó en tiempos del feudalismo y prosiguió, con creciente virulencia, hasta bien entrada la ‘edad de la razón’ (Ehrenreich y English, 1973, p.8). La casa de brujas en Europa fue un proceso de sometimiento de las mujeres en la cual no solo se sembró el miedo entre las diferentes clases sociales, sino que también resultó un ejercicio de pérdida de la memoria y el conocimiento que existía desde lo femenino.  Federici señala: La caza de brujas ahondó las divisiones entre mujeres y hombres, inculcó a los hombres el miedo al poder de las mujeres y destruyó un universo de prácticas, creencias y sujetos sociales cuya existencia era incompatible con la disciplina del trabajo capitalista, redefiniendo así los principales elementos de la reproducción social (Federici, 2004, p.  223). Las mujeres desde el inicio de los tiempos fueron remitidas al ámbito privado, al cuidado y de la procreación, si bien esto creó varios imaginarios colectivos que han resultado negativo en la concepción de lo femenino; también resultó un espacio donde las mujeres pudieron aprender y generar conocimiento con respecto a remedios curativos.  El patriarcado siempre le ha tenido miedo a todo aquello que pudiera quitarle su poder, cualquier cosa que pudiera ser una amenaza para las dinámicas donde se posicionara a los hombres por encima de todo, necesitaba ser eliminada. Es por ello que la caza de brujas representa uno de los momentos más críticos en la historia de las mujeres en la ciencia. Representa un primer gran ataque a un intento por generar conocimiento desde lo femenino. Ehrenreich y English y Starhawk (1973) en Federici (2004) señalan: Se expropió a las mujeres de un patrimonio de saber empírico, en relación con las hierbas y los remedios curativos, que habían acumulado y transmitido de generación en generación, una pérdida que allanó el camino para una nueva forma de cercamiento: el ascenso de la medicina profesional que, a pesar de sus pretensiones curativas, erigió una muralla de conocimiento científico indisputable, inasequible y extraño para las «clases bajas» (Federici, 2004, p. 278). No se sabe con exactitud qué tanto impacto tuvo esta eliminación de conocimientos en el avance científico y tecnológico de los años posteriores (o incluso en la actualidad), lo que sí se sabe es que esta práctica no terminó hasta que se  perpetuaron las relaciones de poder y los imaginarios sobre a dónde pertenecían las mujeres y qué les pasaría si se atrevieran a tan siquiera pensar en participar en la producción de conocimiento. Federici para esto nos menciona: La caza de brujas llegó a su consumación, a finales del siglo XVII, porque para esa época la clase dominante gozaba de una creciente sensación de seguridad en relación con su poder y no porque hubiese surgido una visión del mundo más ilustrada. (Federici, 2004, p. 279) Las brujas del presente En la actualidad las mujeres se encuentran en una posición diferente de la que encontraban hace varios siglos, sin embargo, aún se encuentran en una posición de evidente desventaja con respecto a los hombres en su participación en la Ciencia. Un estudio realizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura nos dice que: Las mujeres representan un 33,3% de las plantillas de investigadores existentes en el mundo, según datos proporcionados por el Instituto de Estadística de la UNESCO que corresponden a 107 países y abarcan el periodo 2015–2018 (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, 2021). Las mujeres a través del tiempo han realizado una interminable lucha y trabajo por generar sus propios espacios desde los cuales hacer ciencia, sin embargo, también por traspasar aquellos que les han sido históricamente negados.  Y es que no debemos concebir a las mujeres (ni a las personas que hacen ciencia y tecnología en general) como un grupo homogéneo el cual lucha por las mismas cosas en un bloque unificado; sino reconocer que toda producción de conocimiento ha sido desde diferentes realidades, “hombres y mujeres crean la ciencia y la tecnología en virtud de sus contextos sociales, políticos, históricos, intereses de género y de poder determinados.” (Fernández, 2012 , p. 87) Estas diferentes realidades desde las cuales las personas crean ciencia y tecnología poseen características específicas, complejizando aún más el proceso de involucramiento de las mujeres en el campo tecnocientífico. Las mujeres que eligen hacer ciencia de por sí tiene que afrontar una realidad donde su conocimiento y capacidades son continuamente cuestionados,…

20 septiembre, 2022 1

Bibliotecas humanas. Una historia se completa hasta que alguien la escucha

Por: Ana G. Trillo Merodio (Alaia)* Las personas estamos hechas de historias. Es así como nos contamos una y otra vez, recreando en nuestra narrativa la percepción que tenemos del mundo, pero ¿quiénes están ahí para escuchar lo que tenemos que decir?                                                                    Antes de iniciar el proyecto de las Bibliotecas Humanas de la ENES, existían vagas nociones en mí sobre cómo perpetuar la consciencia y la sabiduría que se encuentra a nuestro alrededor, en el sentir de las personas. Por mucho tiempo se le ha dado demasiada importancia a la palabra escrita, dejando a un lado todos aquellos saberes que se acumulan a lo largo de una vida y que se nutren de una fuente exquisita, la experiencia. Desde  tiempos antiguos, los griegos deliberaban acerca de cómo el ser humano adquiere el conocimiento. Algunos decían que era por medio de las cosas “reales”, otros decían que era por medio de los sentidos y otros, como Aristóteles, reconocían que el conocimiento se  construye gracias a varios elementos, siendo la experiencia uno de los más significativos. Sin ella, no podríamos saber qué cosas nos hacen daño y cuáles nos favorecen. Es casi casi el hilo conductor de un manual de supervivencia. Sin embargo, la experiencia no solo sirve para saber qué plantas no comer o qué animales son peligrosos, sirve también  para reconfortar a otros mientras comienzan a recorrer un camino por el cual nosotros ya caminamos, para encontrar respuesta a las interrogantes que no se responden con un libro de texto porque que están allí afuera, en la configuración de la sociedad, en la interacción con el “otro”. Nos sirve para confrontarnos y poner en duda todo lo que se nos ha aleccionado, no para pelearnos con el mundo, sino para formar un criterio propio. En fin, la experiencia es tan importante que es solo a través de ella que alcanzamos la maestría.                                 Por eso este proyecto es tan relevante, porque con él se abre el diálogo para reconocer a todos esos conocimientos no convencionales, y a su vez, plantea nuevas formas de aprendizaje. Básicamente una biblioteca humana es un receptáculo de voces, voces que narran su historia para todo aquel que esté dispuesto a escuchar. Específicamente en esta primera colección de género, las libras humanas Virginia Carrillo, Kelly Ramírez y María Tzuc nos cuentan cómo sus vidas han sido transformadas desde la sororidad, la identidad y la interculturalidad. Desde el proceso creativo de convertirse en un libro, hasta la profundidad e impacto de su contenido en los espectadores-lectores, estas tres maravillosas mujeres nos han dejado un preciado regalo: su historia. Gracias a este proyecto ahora podremos acceder a ellas mediante la consulta bibliográfica de sus grabaciones, que se presentan para su consulta. Imaginemos por un instante si pudiéramos conservar de esta manera las voces de todas las personas a quienes admiramos, de quienes tienen mucho por contar pero tal vez no tienen un lugar en donde se les escuche. Las bibliotecas humanas, además de su labor para la preservación del conocimiento, son una magnífica forma de acercar a las generaciones, promover el intercambio y la convivencia. Finalmente, estas historias nunca terminan, porque al momento de ser trasmitidas se siguen construyendo. Cada oyente se lleva a casa un pedacito del relato pero ese relato abre la puerta para otras ideas, incluso plantea la posibilidad de pensarnos como si fuéramos parte de esa dinámica, es decir, nos hace reflexionar… Si fuéramos un libro ¿qué habría adentro? Una pregunta que podremos seguir saboreando y respondiéndonos mientras más nos acerquemos a este tipo de eventos. Sin duda ha sido una de las mejores vivencias para todo el equipo involucrado y esperamos que cada vez se puedan añadir más libros humanos a la colección para que más usuarios puedan escucharlos y disfrutar. Colección género Los andares por el territorio maya De María Tzuc Portada, índice, contraportada y semblanza

30 mayo, 2022 0

Las cosas que perdimos en el fuego: relatos de las llamas de toda existencia

Por: Ariadna Trejo Barbosa* ¿Te consideras un amante de los géneros de terror? Si te gusta que por las noches tu mente se perturbe con imágenes creadas a partir de relatos sórdidos, Las cosas que perdimos en el fuego, de Mariana Enríquez (2016), puede ser una opción ideal para ti . A través de 12 relatos, la autora, de origen argentino y nacida en 1973, nos introduce en mundos oscuros y marginales que podemos encontrar a la vuelta de la esquina en nuestro contexto latinoamericano. La autora, con un lenguaje coloquial, cercano y envolvente te introduce en cada historia con un impacto literario a través de las emociones, las vivencias y los sentires de diversos grupos considerados como marginados, lo cual logra que estos nos interpelen de una manera tan realista como devastadora que pocas veces se logra experimentar. “A lo mejor él decidió que su tristeza iba a estar a mi lado para siempre, hasta que él quisiera, porque la gente triste no tiene piedad.” Mariana Enríquez, Las cosas que perdimos en el fuego Mariana Enríquez es una periodista y escritora especializada en el género de terror, que en sus novelas, cuentos y relatos aborda temáticas reales que nos aquejan como sociedad, como la violencia de género, el homicidio, las adicciones, el abuso sexual, etcétera. Entre sus obras más reconocidas se encuentran Las cosas que perdimos en el fuego (2016), que fue un parteaguas que la consolidó como una escritora importante en la actualidad, y la novela Nuestra parte de noche (2019), con la cual ganó el Premio Herralde de Novela 2019. *Alumna de la Licenciatura en Desarrollo y Gestión Interculturales, ENES-Mérida, UNAM