Sin nombre nunca

Sin nombre nunca

13 marzo, 2023 3
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Por: Naomi Martínez León

Despierto, qué mal estoy.
Hace frío y estoy sudando,
me duele cada paso que doy,
pero no debo estar descansando.

Despierto en la oscuridad,
la mañana debería ser amarilla.
¡Arriba! Ignora tu ansiedad,
olvida lo que ya no brilla.

En mi garganta hay un dolor,
qué curioso, siempre callo.
Mi corazón se cree tambor,
tengo miedo, ¿hay un fallo?

Me siento tan encerrada
por todo este concreto.
¡Silencio! Escucho una llamada
la sigo con paso discreto.

¡Qué sorpresa este azul envolvente!
Ese, donde las nubes bailan a su ritmo,
donde cada parvada crea su corriente.
Ese, para unos la esperanza, para otros lo frecuente.

Siento que de mi piel gotas desaparecen
por el suave abrazo que de la brisa recibo.
Es un contacto que a mi alma enternece,
me conforta sin ser intrusivo.

Veo gente pasar con prisa,
asumen el cielo, ignoran el viento.
Hay mucha angustia y poca risa,
correr tanto los priva de aliento.

Lo recuerdo a él con facilidad,
condenado la rutina y rapidez,
escuchando lo bello de la oscuridad,
retratando del día la nitidez.

Y con esto, la recuerdo a ella con anhelo,
tenía a veces la mirada perdida,
veía hacia la puerta, veía el suelo,
le costaba dirigirse a la salida.

Te recuerdo, ¿le debía temer al blanco de tu piel?
Te miré, guardabas lágrimas como las mías.
Me viste, ¿por mi morena tez podrías ser cruel?,
me miraste, yo también tenía alegrías.

Olvido a quien alguna vez mintió,
quien me dijo que debía alcanzarte,
¡Basta de correr! Al fin mi cuerpo entendió
que en tu paso no debo imitarte.

Me siento, miro una hormiga,
hay nada y todo a mi alrededor.
Cierro y abro los ojos, el sol me abriga.
Descanso, estoy mejor.


* Naomi Martínez León es alumna de la Licenciatura en Ciencias Ambientales de la ENES-Mérida, UNAM.

El poema surgió a partir de la realización del trabajo final de la materia Naturaleza, Cultura y Sociedad, a cargo del profesor David Montoya López, en Tercer semestre de Ciencias Ambientales, en el cual se nos alentó a salir de los trabajos convencionales y explorar nuevas formas de plasmar nuestras reflexiones, pues, como futuros ambientólogxs, el arte y la sensibilidad también es parte importante en nuestra formación.
El poema es un viaje por mis reflexiones en un día de malestar, pero a pesar de plasmar sentimientos personales y vivencias propias, es libre de ser interpretado como cada persona guste (de ahí que el título evite encasillarlo en una sola idea).

Sobre la imagen: La foto que se encuentra al centro muestra a mis papás descansando y conversando, mirando la calle y el atardecer después de haber tenido que talar un árbol.
La foto de fondo es una vista parecida a la que tuve mientras escribía este poema, una imagen que me ayudó a despejarme y a escribir mis sentimientos.