El Edén subvertido: una explicación económica a cuestiones sobre la literatura

El Edén subvertido: una explicación económica a cuestiones sobre la literatura

20 febrero, 2023 0
Facebook
Twitter
Whatsapp

Por: Luis Andrés Calderón Euan*

Capitalismo: Juego de azar donde se sabe de antemano quiénes pierden.
|| 2. Único camino posible hacia ninguna parte.
Trabajador: En la jerga empresarial, material reciclable.
Trabajo: Aunque no lo parezca, antónimo de explotación.
Andrés Neuman, Barbarismos.

El presente ensayo nace de una ponencia impartida en el VIII Coloquio UNAM en la Península, que se llevó a cabo del 16 al 18 de noviembre de 2022 en Mérida, Yucatán. En ella problematizaba la lectura de dos novelas yucatecas, Canek (1940) de Ermilo Abreu Gómez y La tierra enrojecida (1951) de Antonio Magaña Esquivel, con el objetivo de entender la forma en la que se representaba la lucha de los pueblos originarios mayas contra su explotación para el campo y la hacienda a través de un personaje histórico protagónico de cada una de las obras. Sin embargo, encontré un punto en común con ambas y fue la similitud de las historias, ambientes y situaciones que retratan, a pesar de la brecha temporal entre ellas. De principio mi hipótesis giró más a una cuestión de estilos literarios, novela histórica e indigenista, pero encontré un punto mucho más interesante, en la que esa similitud se explica a través de la historia del capitalismo en América.

El objetivo de estas disertaciones es desarrollar la hipótesis de que las novelas antes mencionadas tienen una similitud de tramas que se explica mejor con la historia económica y la sociología que con la literatura. Para ello, en un primer apartado explicaré el contexto histórico de Yucatán durante la colonia y a inicios del siglo XX. En un segundo momento explicaré las novelas para terminar usando el concepto de “acumulación originaria” y la crítica que hace Agustín Cueva a los inicios del capitalismo mexicano. Agrego un último momento, a manera de colofón, donde exploro la idea del edén subvertido con la idea de socialismo andino de Mariátegui.

Breve, brevísima historia de Yucatán.

Historia: s. Relato casi siempre falso de hechos casi siempre
nimios producidos por gobernantes casi siempre pillos
o por militares casi siempre necios.
Ambrose Bierce, El diccionario del Diablo.

La península de Yucatán se encuentra ubicada al sureste de la república mexicana. En la época prehispánica fue habitada por poblaciones mayas en el periodo clásico y postclásico.
Durante la Conquista de América sirvió para viajes de exploración e intentos de conquista desde 1517, cuando una expedición a manos de Francisco Hernández de Córdoba zarpó desde Cuba, llegó a Isla Mujeres y fue repelido por un ataque de los pobladores. Ante el intento fallido de adentrarse a tierra firme, continuaron navegando por las costas yucatecas donde se les trató de igual manera, con repetidos ataques. La expedición no regresó completa, tuvieron que abandonar una de las naves y con demasiadas bajas.

Ahí se inicia una serie de expediciones difíciles que dieron al pueblo maya la imagen de hosco e intratable. La conquista de la península no se realizó en un periodo específico de tiempo, pues fueron múltiples las victorias españolas que tuvieron que defender en más de una ocasión, ya que los indígenas, una vez derrotados, se alzaron en armas nuevamente. Algunos historiadores dieron el año de 1546 como el de la victoria europea, y otros hasta 1697.
A partir de la llegada de los españoles se iniciaron actividades de explotación económica donde se usó mano de obra maya y africana traída desde Cuba, ya que no era posible la minería, se concentraron en la agricultura. La principal forma de explotación se le llama “encomienda”. Consistía en la repartición de sectores de tierra a caciques mayas, los cuales tenían la obligación de explotar la tierra con mano de obra indígena y pagar un tributo, económico o en especie, a cambio de que las autoridades respetaran su autonomía. Sus inicios se remontan durante la estancia de Hernán Cortés durante el proceso de conquista en el centro del país, y a partir del 1540 en Yucatán, principalmente por Francisco de Montejo (Machuca Gallegos, 2016).

Estos años no significan la extinción del pueblo maya ni su derrota final, pues vendrían dos acontecimientos más de rebelión indígena. En 1761, en el pueblo de Cisteil, cerca de Sotuta, en el actual territorio de Yucatán, Jacinto Uc de los Santos, adoptaría el nombre de un príncipe maya, Canek, para iniciar una rebelión en contra de los españoles que dominaban la región. Contrario a lo que podría resultarnos una evidente causalidad, existe la teoría de que los grupos mayas no pelearon para tener el control, sino para cambiarlo. Para entender este punto debemos tomar en cuenta la naturaleza cíclica del calendario maya que establece que cada cierto tiempo (katún) el mundo deberá renovarse y adoptar a otro dios, o figura de autoridad. Por lo que no hablamos de un proyecto que buscara la eternización ni el
fin último de su sociedad, simplemente un cambio. En este sentido, el pueblo maya no obedece a una lógica occidental, sino propia. Este hecho se verá refrendado en la Guerra de Castas, especialmente en su final, cuando los rebeldes ya estando a punto de tomar la capital del Estado, Mérida, se retiraron a los campos a trabajar la tierra. Ante esta visión, debemos tener en cuenta que lo que se analiza aquí no es la historia en sí, sino la interpretación literaria e intelectual que se hace de ella.

Para analizar el segundo caso referido, debo ahondar en el periodo revolucionario en Yucatán. El sureste mexicano en general brilla por su ausencia en la historia de la Revolución mexicana, esto no significa que no tuvo repercusiones, pues podemos notarla con la presencia de Tomás Garrido Canabal en Tabasco o Salvador Alvarado y Felipe Carrillo Puerto en Yucatán, será justo de este último de quien nos ocuparemos.
La Guerra de Castas no logró derrumbar las estructuras económicas de su tiempo, por lo que a inicios del XX, el territorio dependía principalmente del comercio henequenero producido en haciendas a cargo de un grupo de terratenientes que daban asilo a sus trabajadores, obligándolos a vivir y trabajar ahí. Los bajos salarios servían para mantener a sus familias con la compra de productos alimenticios en tiendas de raya administrados por los mismos dueños de la hacienda, los cuales generaban deudas exorbitantes que eran heredadas de generación en generación. Ante este hartazgo, explotaron los descontentos sociales.

La Revolución en Yucatán tuvo un giro muy importante que le dio una característica única en el país: la importancia que se le dio al tema indígena. Yucatán apenas estaba saliendo de la Guerra de Castas cuando inician las disputas por el poder en el centro, al llegar las olas revolucionarias a la península muchas de las demandas no se habían cumplido, por lo tanto fueron la motivación principal para disputarse y replantearse una nueva forma de nación.

Entre 1915 y 1918, Alvarado legisló para controlar y ampliar el mercado henequenero y terminar con los privilegios de los oligarcas —a quienes bautizó como la “casta divina”—, aniquilar la servidumbre de las haciendas, iniciar un tímido reparto agrario, proporcionar facilidades para la instalación de agrupaciones obreras y restructurar la educación en el estado, actividad a la que dedicó una gran energía (Novelo Oppenheim, 2012: s/p).

Carrillo Puerto fue un político comprometido con el pueblo maya yucateco. Inició militando como anarquista, hasta que la llegada de Salvador Alvarado le permitió incursionar de manera más seria en la política a través de la fundación del Partido Socialista y de su formación marxista. Llegó a ganar las elecciones como Gobernador del Estado de manera pacífica y hasta su persecución y fusilamiento por tropas de la huertistas.

Las novelas.

A mediados del siglo XX, aparecen dos novelas con gran impacto para la península de Yucatán, ambas, en su más básica simplificación, tienen como premisa el episodio de la vida de un personaje histórico defensor de la comunidad maya: Canek (1940) de Abreu Gómez y La tierra enrojecida (1951) de Magaña Esquivel, centrándose en la vida de Jacinto Canek y Felipe Carrillo Puerto respectivamente.
Concha Meléndez distingue dos momentos importantes de la aparición de las representaciones indígenas en la historia de la literatura latinoamericana: la primera es la novela indianista, en la que se representa a un indígena exotizado, que obedece más a una intención de crear referentes para crear una identidad nacional “libre de la tutela espiritual de España”. La segunda es la aparición de la novela indigenista, en donde se tiene el objetivo de reivindicar socialmente a la figura del indígena. Es aquí en donde aterrizamos. La novela de la Revolución introduce representaciones campesinas mexicanas con Los de debajo (1916) de Mariano Azuela. Muy pronto irán evolucionando de la mano de Agustín Yáñez en
Al filo del agua (1947) hasta encontrar el cenit literario con Juan Rulfo y Rosario Castellanos en Pedro Páramo (1955) y Balún Canán (1957) respectivamente. Este movimiento se verá reforzada por el auge del indigenismo mexicano en las ciencias sociales con teóricos como Luis Villoro o Miguel León Portilla, así como por el muralismo de Diego Rivera o José Clemente Orozco. Citando a Carlos Fuentes, si la Revolución “hizo presentes todos los tiempos mexicanos” (Fuentes, 1972: 11) habrá que poner especial atención en la manera en que los hizo visibles.

Las intenciones de los autores para escribir novelas de corte indigenista distan por completo de crear una nación única, como la novela indianista, por el contrario, buscan denunciar ese rincón olvidado por la independencia y la reforma: las culturas originarias.
Las novelas refieren a personajes y épocas distintas. Canek fue un personaje maya que encabezó la rebelión de Cisteil en 1761 y formó parte de las rebeliones indígenas coloniales más importantes. Por el otro lado, Felipe Carrillo Puerto fue gobernador de Yucatán destacado por sus enfrentamientos con hacendados durante la Revolución en busca de la defensa laboral y social de los campesinos. A pesar de la brecha histórica, ambos encabezan movimientos que señalan la opresión de los pueblos originarios de Yucatán, además de compartir un desenlace trágico. No obstante, las novelas construyen visiones distintas de un mismo problema, más allá de la propuesta estética y contextual. Primero analicemos Canek. Esta novela se aleja por completo de una historia positivista basada en datos y documentos que respalden un pasado histórico verificable y le da paso a hechos inverosímiles que lo alejan de una novela realista. El protagonista, Jacinto Canek encarna de una manera mística y casi profética la sabiduría del pueblo maya, así como su resistencia. En esta línea, se apega más a la posición de Reinaldo Arenas en El mundo alucinante: “Más que una novela histórica o biográfica pretende ser, simplemente, una novela”.

El libro se divide cinco secciones (Los personajes, La intimidad, La doctrina, La injusticia y La Guerra) a su vez podríamos volver a organizarlo en dos: las primeras sirven para humanizar al personaje y contextualizar el entorno en el que se encuentran, y será justamente en La intimidad cuando llegue la muerte del niño Guy y la desaparición de Exa, a partir de aquí la novela adquiere un tono más social y bélico, denunciando las injusticias de los hacendados y dando proclamas a favor del pueblo maya. Extraigo una pregunta: ¿se llegaría acaso al mismo desenlace histórico de no haber muerto el niño Guy? ¿O será que la muerte de este desencadenaría las acciones bélicas? Es decir, ¿el levantamiento maya de
Cisteil, en la novela fue desencadenado por un evento puramente individual, íntimo, como el título de la sección? El libro La novela indigenista de México propone que “Exa y Guy influyen en Canek. Solo en los espiritualmente puros pueden influir los niños. Y si a Canek no le hacen derramar lágrimas los brutales castigos que le infligen los blancos, la suerte, o por mejor decir, la desgracia de Guy, su temprana muerte, [sí] le hará llorar.” Desde esta cita podemos optar que Canek no es el mejor texto para entender la visión sobre la historia ya que se centra más en un estilo poético, metafórico y atemporal que usa la figura de Canek y la rebelión maya de Cisteil para enunciar la represión del pueblo maya que, curiosamente, se
asemeja al periodo revolucionario y al tiempo actual.

La tierra enrojecida de Magaña Esquivel inicia con la huida de Carrillo Puerto al oriente del Estado buscando refugiarse de un posible levantamiento armado para deponer su gobierno y el de Álvaro Obregón por parte de Adolfo de la Huerta, entre otros, y culmina momentos después de su fusilamiento. El texto recrea las peripecias que vivió en el viaje, así como la convivencia que tiene con los grupos campesinos y sus perseguidores. De la novela destaca por mucho la recreación de la historia de la X ́Tabay inspirada en el texto de Luis Rosado Vega y su mezcla con el recuerdo de amor con Alma Reed, inmortalizada por la canción “Peregrina”, personalmente este es de mis fragmentos favoritos por la magia y fantasía que contrastan con el tono general del libro.
Aquí encontramos una diferencia abismal entre ambos libros, pues mientras Canek es un líder subalterno que busca el control desmedido del poder, Carrillo Puerto se encarna como la figura legítima de autoridad. Ambos pelean por la hegemonía, pero no en el mismo momento: uno busca obtenerlo y el otro retenerlo. De aquí podemos plantear una pregunta constante en ciencias políticas y es por la división entre la sociedad civil y el gobierno ¿Carrillo Puerto, al tener la gubernatura de Yucatán, seguía siendo parte del pueblo?
Es curiosos cómo ambos libros se centran en la rebelión misma y no tanto en el plan de acción una vez conseguido el gobierno. Sabemos que Carrillo Puerto quería instaurar (y empezó a hacerlo) una educación corte socialista, que encontraría repercusiones en el proyecto de Lázaro Cárdenas. Sería interesante ver qué visión tenían los escritores sobre la propuesta política de estos sujetos, pues, como mencioné anteriormente, no se trata de un análisis discursivo a Canek ni a Carrillo Puerto, sino a la recreación que se hace de ellos.

El análisis.
Encontramos una diferencia abismal entre ambos libros, pues mientras Canek es un líder subalterno que busca el control desmedido del poder, Carrillo Puerto se encarna como la figura legítima de autoridad. Ambos pelean por la hegemonía, pero no en el mismo momento: uno busca obtenerlo y el otro retenerlo. De aquí podemos plantear una pregunta por la división entre la sociedad civil y el gobierno ¿Carrillo Puerto, al tener la gubernatura de Yucatán, seguía siendo parte del pueblo?
Ambos libros se centran en la rebelión misma y no tanto en el plan de acción una vez conseguido el gobierno. Sabemos que Carrillo Puerto quería instaurar (y empezó a hacerlo) una educación corte socialista. Sería interesante ver qué visión tenían los escritores sobre la propuesta política de estos sujetos, objetivo que no se puede realizarse con estas dos novelas, ya que solo tienen un alcance crítico, pero no reconstructivo. Critica sin proponer.

Anteriormente yo había leído estas novelas desde la propuesta de Roger Bartra del Edén Subvertido, aparecida por primera vez en La jaula de la melancolía (1987) donde se propone:

En este sentido; el edén subvertido puede ser definido como una arqueotopía, es decir, la imaginación, hoy de un lugar previo y antiguo en el que reine la felicidad pretérita y marchita que reposa en un profundo estado mítico, enterrado por la avalancha de la Revolución mexicana y por el que solo podemos sentir una emoción melancólica. Un lugar en donde el presente y el pasado se confunden para excluir al futuro. (ibid.)
El Edén subvertido no propone una añoranza del pasado, sino el retorno de un pasado para el futuro. Notamos entonces una constante, el pasado se relaciona con el campo, lo rural y lo colectivo, un estilo de vida sencillo, feliz; mientras que el futuro hace referencia a lo urbano, la industria, el desapego, la falta de dinero y la soledad. Bartra, en una suerte de pensamiento a lo Kafka, entiende esta reacción como “la reconstrucción de un pasado rural mítico que se enfrenta al horror real de la sociedad industrial”. (ibid. 36) El campesino, debido a la centralización de la economía en las ciudades o la capital, se le nota como “pez fuera del agua”, incómodo ante las nuevas maneras de producción, sobre todo, anhelante de regresar a su pasado, uno al cual no es posible volver. En este momento, al ver los rostros encontramos
en ellos el temible rastro de la melancolía. Aprovechando la idea ya planteada del edén subvertido, Bartra comenta sobre los personajes que sobresalieron de los movimientos armados, como figuras con elementos en común:

El héroe de esta epopeya imaginaria es un personaje singular, pues pertenece a una estirpe de seres dolientes y agraviados. Es un ser extremadamente sensible, temeroso, receloso, y susceptible. Este héroe campesino ha sido encerrado en un calabozo lógico, emparedado, entre un pasado de salvaje miseria y un presente de bárbara riqueza. (Bartra, 2014: 37-38)


Justamente, esta fue la cita que disparó la idea de crear este artículo, pues, la descripción
aparecerá constantemente en varias novelas literarias yucatecas.

Sin embargo, quisiera plantear otra postura en este momento, y tiene que ver con el proceso de acumulación originaria. Agustín Cueva en El desarrollo del capitalismo en América Latina hace la crítica que el capitalismo necesita a trabajadores libres (no esclavos) que trabajen voluntariamente y así generen ingresos para sí y para la empresa que le presta los medios. Sin embargo, en nuestro continente este hecho no fue así, ya que se conservaron estructuras feudales, como la encomienda y la hacienda henequenera.
De esta forma, podemos notar que el campesino maya está inmerso en un sistema económico occidental que lo oprime como mano de obra mal pagada, donde se le obliga a tener una consciencia ajena de su propia filosofía: una donde la tierra sea vista como recurso explotable y no como vivienda, protección y casa. La dicotomía entre mayas y blancos, explícita en Canek expresa mejor este choque y superposición del poder de dos culturas.
Desde la aparición de Los siete ensayos sobre la realidad peruana (1928) el socialismo ha sido visto como una vertiente crítica al capitalismo latinoamericano y a la pauperización. Mariátegui sostiene que el problema principal de la sociedad es la falta de tierras para el indio y que no se resolverá hasta solucionarlo. De alguna manera una visión parecida que el Carrillo Puerto y de Canek de las novelas comparten, pues su lucha se centra en el tema agrario. La explotación de los indígenas mayas por formas pre-capitalistas es el tema central de estos tres textos.
Normalmente el socialismo tiende a verse como una oposición al capitalismo y a la pauperización. Y es aquí donde encuentro el límite de estas disertaciones hasta el momento, ya que no he podido reconstruir el proyecto político de cada uno o el “qué hubieran hecho” luego de conseguir el poder. La novela de Abreu Gómez, al estar configurada como poética, no visualiza más allá de la rebelión, sin embargo, la de Magaña Esquivel sí plantea implícitamente el socialismo de Carrillo Puerto.

Trazado el símil que estas novelas tienen con la crítica al feudalismo y la acumulación originaria, podríamos pensar que se dirigen a una formación socialista o liberal, o algo por el estilo. En este caso, caen en una situación similar a la que hace Fernando de la Cuadra en el artículo “Mariátegui y el socialismo indo-americano Entre sujeto histórico y misticismo revolucionario” y es que no es el retorno a una vida prehispánica ni una socialista, sino la combinación de ambas a través de la figura de un intelectual que se nutrió de ellas. (De la Cuadra, 2018).
Tanto el Canek, como el Carrillo Puerto novelescos, miran de cerca la acumulación originaria y encuentran la solución en el retorno a la forma de vida maya que imaginan basadas en el intercambio, en el pueblo y el respeto a la naturaleza. Idea que coincide con el edén subvertido al buscar un retorno en el futuro. También notamos esta idea de cercanía al socialismo, como el de Mariátegui, impreso en la novela con mayor tinte político de las dos, La tierra enrojecida, encarnada en el personaje de Carrillo Puerto.
Ya sea que leamos estas novelas desde la idea del edén subvertido, o desde la crítica económica de Cueva, o sociológica de Mariátegui, proponen algo no podemos negar, y es la falta de comprensión del sistema a las comunidades campesinas y mayas de Yucatán. La pregunta por el proyecto político no encontrado responde a la pregunta: ¿A qué le tiras cuando sueñas, yucateco? ¿A un futuro económico o a un pasado feliz?


Bibliografía.

Abreu Gómez, Ermilo (2011) Canek, Cosas de mi pueblo. Mérida: Biblioteca Básica de
Yucatán.
Bartra, Roger (2014) La jaula de la melancolía, identidad y metamorfosis del mexicano.
Ciudad de México: Debolsillo.
De la Cuadra, Fernando (2018). Mariátegui y el socialismo indo-americano Entre sujeto
histórico y misticismo revolucionario. Izquierdas, (39), 131-https://dx.doi.org/10.4067/S0718-50492018000200131
Fuentes, Carlos (1972) Tiempo mexicano. Ciudad de México: Joaquín Mortiz.
Machuca Gallegos, Laura. (2016). El ocaso de la encomienda en Yucatán, 1770-1821. Estudios de la historia Novohispana, (54), 31-49 https://doi.org/10.1016/j.ehn.2015.02.001
Magaña Esquivel, Antonio (2009) La tierra enrojecida. Mérida: Biblioteca Básica de
Yucatán.
Novelo-Oppenheim, Victoria. (2012). De revoluciones y cambios culturales: Yucatán 1915-1929. LuminaR, 10(2), 178-194, http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S16658027201200020
0011&lng=es&tlng=es


*Luis Andrés Calderón Euan es egresado de la Facultad de Ciencias Antropológicas en la Licenciatura de Literatura Latinoamericana por la Universidad Autónoma de Yucatán.