Repensar la literatura como herramienta sociológica.
17 septiembre, 2024Por: José Dondé Perera*
La escritura sociológica es tradicionalmente apreciada por su rigor y objetividad, pero puede llegar a enriquecerse con la perspectiva que nos ofrece la literatura. Este es el enfoque que el Dr. César Guzmán Tovar, perteneciente al Departamento de Humanidades y Sistemas Sociales de la ENES-Mérida, presenta en su artículo “Sociología y literatura, ¿un amor imposible? Reflexiones desde la (in)experiencia”, publicado en la revista Humanidades. Guzmán argumenta que la literatura, más que una forma de entretenimiento, ofrece recursos para transmitir datos y análisis de manera más accesible y emotiva, facilitando la comprensión de las complejidades sociales. A continuación, presento algunas ideas que el autor explora en el artículo mencionado.
La conexión existente entre la literatura y la sociología no es nueva; la incorporación de elementos literarios como metáforas, personajes y escenarios añade profundidad y matices a la exploración de la realidad social. Esto no es simplemente estético, sino una forma de conectar más profundamente con el lector al momento de comunicar experiencias humanas de una forma más efectiva.
A lo largo de la historia, pensadores como Coser y Lepenies han explorado esta convergencia entre lo conceptual y lo artístico, y autores contemporáneos como Becker, Todorov y Lahire han demostrado cómo el análisis literario puede iluminar aspectos sociales complejos. Las novelas y ensayos ofrecen nuevas perspectivas que enriquecen la sociología y descubren conexiones inesperadas entre vida social y representación.
Es necesario dejar atrás el distanciamiento que existe entre literatura y ciencia ya que pueden complementarse la una a la otra. La literatura no debe verse sólo como un adorno, sino como una herramienta valiosa para comunicar la complejidad social de manera más cercana y comprensible.
El autor destaca esta visión en la cual se nos señala que existe un distanciamiento entre sociología y literatura el cual puede provenir del inglés, donde el término “literature” abarca tanto el estudio académico como la escritura creativa. Sin embargo, aboga por aprovechar la distinción que el castellano permite entre “bibliografía” y “literatura”. La primera, enfocada en las fuentes y referencias para la investigación, y la segunda, en el arte de contar historias. Esta diferenciación, lejos de crear una ruptura, debe servir para resaltar cómo ambos enfoques pueden unirse y enriquecer la investigación social.
El autor invita a reflexionar sobre una sociología inspirada en la literatura, donde las palabras no sólo transmitan información de manera metódica, sino que también resuenen con la profundidad de una novela. De este modo, en el cruce entre disciplinas, se abre un espacio para la creatividad, donde sociología y literatura pueden coexistir y complementarse dando lugar a una escritura más rica y una visión del mundo más compleja.
Históricamente, la sociología se ha centrado en una presentación de los hechos de manera objetiva y neutral, con un lenguaje que, aunque riguroso, a menudo ha sido criticado por su carácter tedioso y distante. Esta tendencia ha favorecido la separación de la sociología y las artes, especialmente la literatura. Sin embargo, autores como Zygmunt Bauman y Ricardo Mazzeo han destacado la estrecha relación que existe entre ambas, afirmando que no debería reproducirse esta división, indicándonos que la sociología y la literatura son parte de la cultura misma, y que juntas nos ofrecen una visión más completa de la experiencia humana, al capturar tanto su complejidad como su belleza.
Más allá de esa idea, otros académicos, como el historiador Todorov, han ido más lejos al señalar que la literatura ha sido la ciencia humana más importante durante siglos, abordando las motivaciones y comportamientos humanos de manera que las ciencias sociales aún están intentando emular. Al integrar la riqueza expresiva de la literatura en la sociología, es posible evitar que los estudios sociales queden reducidos a frías estadísticas, teorías y sistemas abstractos, y que se vuelvan narraciones ricas en prosa y capaces de conectar profundamente con la experiencia humana.
La literatura tiene el poder de enriquecer el análisis sociológico al permitir que los temas sociales se aborden desde una perspectiva más cercana y humana. En lugar de limitarse a una exposición fría y técnica, muchos sociólogos han optado por integrar experiencias biográficas y emocionales en sus trabajos, lo que no sólo les da mayor profundidad, sino que también rompe con la rigidez académica tradicional. Este enfoque lo podemos ver en los escritos de autores como Didier Eribon y Alfredo Molano, quienes, a través de sus experiencias personales y sus narrativas cargadas de sensibilidad, logran que la sociología sea no sólo rigurosa, sino también más accesible y comprensible. Esto es particularmente relevante en el estudio de contextos marcados por el conflicto, la desigualdad y la exclusión, donde la narrativa sociológica fluida permite un entendimiento más profundo y cercano de las estructuras sociales que generan dichas realidades.
La combinación de la sociología y la literatura ofrece una vía para humanizar y enriquecer el análisis social, haciéndolo más accesible y atrayente para un público más amplio. Este enfoque rompe con los cánones tradicionales de la escritura sociológica que, a menudo, se presenta como técnica y densa. Integrar una narrativa creativa no implica sacrificar el rigor académico; por el contrario, abre la puerta a una comprensión más profunda de las estructuras sociales al conectar con la experiencia humana de una manera más directa y emocional.
El reto está en forjar un estilo de escritura que permita expresar ese “enamoramiento” entre la sociología y la literatura. Esto requiere tiempo, práctica y mucha imaginación. Tal como sugieren algunas corrientes actuales en la formación de sociólogos, es posible desarrollar un estilo que sea riguroso y analítico, pero también ameno y fluido. De esta manera, se logra acercar el conocimiento sociológico a una audiencia más amplia, mientras se mantiene la profundidad en la comprensión de las realidades sociales complejas.
Este es un llamado tanto a sociólogos como a escritores para que lean, practiquen y experimenten, buscando un equilibrio entre la forma y el contenido, donde cada historia venga acompañada de un análisis profundo que enriquezca la disciplina.
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La Revista Humanidades es una publicación arbitrada electrónica semestral, de carácter internacional, adscrita y editada en la Universidad de Costa Rica, para divulgar la producción e investigación académica en el ámbito de los estudios humanísticos, científicos y artísticos.
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* José Dondé Perera es alumno de la Licenciatura en Desarrollo y Gestión Interculturales en la ENES-Mérida.