
Ecocuento de ecoprofes
11 agosto, 2025Por: Sebastián Medina Reyes*
Fotografía: Diana Aguilera
Antes de entrar a la carrera, escuché historias sobre docentes altamente calificados en la academia, pero pésimos en la didáctica. La verdad, no le daba mucha importancia; me dejaba apantallar por los títulos que los profesores ostentaban: maestros, doctores, posdoctores (?). En fin, dado lo previo, para mí fue una agradable sorpresa descubrir que una enorme proporción de los docentes en ecología para ese momento COVIDiano contaban con doctorado; tanto, que era uno de los moños con los que decoraba mi elección de carrera al ser cuestionado al respecto. “La mayoría de nuestros profesores son doctores”, decía al tercero con orgullo.
Estimadx lector, ¿qué crees que experimenté en la licenciatura? De forma no muy climática, te diré que me desarrollé con mucho lujo por causa de que estos doctores sí saben enseñar. No me están pagando por meritar o arrojar bellas flores a mis tutores, pero hoy decidí hablar de ellos y de lo que yo viví bajo sus alas.
Ecología es una carrera particular. Hasta hace no mucho tiempo, ésta no existía como licenciatura en LA MÁXIMA CASA DE ESTUDIOS (GOYAAA), sino que era parte de los estudios posteriores de especialización. De esta manera, muchos a quienes Ecología les incentivó su científico pasional interno, iniciaron su sendero en biología para últimamente moverse hacia ecología y considerarse a ellos mismos como ecólogos. Ahora, como bien sabrás, Ecología ya es una licenciatura, pero muchos de sus profesores actuales (al menos por lo que conozco de la ENES Mérida) son biólogos o de campos afines. Entonces, ¿qué podemos ir deduciendo? Uno: que aquellos que se hicieron indirectamente ecólogos ya cuentan con una trayectoria choncha en el rubro de las ciencias naturales. Dos: que la ecología les llamó tanto que movilizaron su voluntad y esfuerzo para especializarse en una rama que ciertamente no es sencilla.
La química es exacta porque conoces qué entra y qué sale con precisión. Las matemáticas, igual. Por otro lado, Ecología es una ciencia exacta que rara vez es exacta. Allí, todo se mueve, todo cambia y todo sistema es único, de forma que es muy complicado estudiar un fenómeno en distintas condiciones de campo bajo un mismo método. Hay demasiadas variables que controlar para lograr resultados convincentes según el método científico, así como mucho, mucho esfuerzo de por medio. Ecología es una carrera de valientes, no es una licenciatura sobre saber reciclar y ya. Hablamos de una disciplina que exige disciplina y rigurosidad, creatividad y flexibilidad. Tus objetos de estudio se mueven y se modifican en el tiempo, además de que están a merced de la tempestad y de los vientos. Y bueno, aquellos que serán tus profesores ¡saben eso!
No hay nada como un docente que te comparte lo que vivió y lo que muy posiblemente tú vivirás también. Es como si te allanara el camino, proveyendo un recuerdo que saltará a tu mente cuando estés en medio de esa circunstancia práctica y no teórica que sea muy difícil de resolver con solo lo que has aprendido en los textos. He leído acerca de que el conocimiento teórico no es suficiente, pues es necesario aplicarlo para afianzarlo. Los profesores de quienes hablo, al haber aplicado lo que los libros exigen a la realidad, se han topado con sorpresas cuyas moralejas son altamente valiosas. De allí que algunos de ellos insistiesen en siempre considerar la movible naturaleza del mundo vivo y en cultivar una actitud flexible y dispuesta a ello.
Al igual que cualquier otra disciplina, Ecología es vasta. Hay mucho que leer y demasiado que aprender y aplicar. Por ello, te comento lo que me ha sido dado, pensamiento que en la mente mora con cierta regularidad: un maestro despierta la inquietud por algo en ti y de ti depende ir más allá, no del docente. Un maestro entrañable y excelente en su campo nos decía que la excelencia se consigue con la lectura independiente y constante. Nunca lo apliqué, así que no puedo decirte si es verdad, pero ¿por qué no lo intentas si a eso aspiras?
Verdaderamente, la conjunción de una carrera que requiere un cúmulo de capacidades y de personas que están dispuestas a compartir su conocimiento basado en los textos y en la experiencia ha hecho que Ecología en la ENES Mérida sea una licenciatura altamente nutritiva para el estudiantado. Como dice un guía mío, en realidad la mesa está puesta, y nosotros como invitados somos quienes decidimos qué tomar de ella o si de plano asistiremos al banquete.
Sebastián Medina es egresado de la licenciatura en Ecología de la ENES Mérida.